Tenemos, además, presentación de un nuevo escenario, el poblado de las druidesas del Valle Sagrado, (probablemente este nombre cambie en el futuro) y de Ílgwenn, la archidruidesa que ha aleccionado a Dháegrim en su infancia y que le pondrá en el camimo que le lllevará a cumplir su destino, sea éste cual sea.
He aquí la somera descripción que hago de Illgwenn:
"...la archidruidesa tenía un tono más grave de lo normal: era la persona más anciana del santuario y la que aparentaba más edad: en el pasado había abandonado el valle varias veces durante largas temporadas, sirviendo a los reyes de Éyrdath cuando éstos solicitaban sus servicios, y tenía ahora el aspecto de una mujer madura, casi anciana, pero llena de vitalidad, a pesar de que decía haber visto y vivido cosas terribles de las que apenas hablaba. Tenía un rostro armonioso y aún conservaba bastante de la belleza de la que había gozado en su juventud, dejada atrás hacía muchos años, pero las estancias fuera del santuario lo habían marcado con arrugas, tiñendo de plata su melena de un castaño casi rubio, dotándola de una expresión de venerable bondad que ocultaba profundas cicatrices que a veces se podían atisbar en sus ojos verdes, como en esa ocasión."
Hay algo más que no he comentado: este primer capítulo de El destino de Dháegrim es el que más veces he iniciado y reescrito, sin llegar a completar, hasta ahora, una versión satisfactoria. Las primeras versiones se remontan a hace unos siete u ocho años y eran realmente penosas (me remito a la primera entrada de este blog para que esto quede más claro) Esta vez, sin embargo, parece que voy por el buen camino.
Esto es todo por ahora. Como siempre, la cosa continuará.
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